martes, 2 de agosto de 2011

TUS PERTENENCIAS

Un hombre murió intempestivamente.  Al recobrar la conciencia, vio a Dios que se acercaba y que traía consigo una maleta.  Cuando estuvo a su lado, le dijo: 
-    Bien hijo mío, es hora de irnos.
El hombre asombrado le preguntó a Dios:
-    ¿Ya?, ¿tan pronto?, tenía muchos planes.-    Lo siento hijo, pero es el momento de tu partida.
-    ¿Qué traes en esa maleta?
-    Tus pertenencias 
-    ¿Mis pertenencias?  Es decir, ¿mis cosas, mis ropas, mi dinero? -    Lo siento hijo, las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron; eran de la tierra.
 
-    ¿Traes mis recuerdos?
-    Lo siento hijo, esos ya no vienen contigo, nunca te pertenecieron; eran del tiempo. 
-    ¿Traes mis talentos?
-    Lo siento hijo, pero esos nunca te pertenecieron; eran de las circunstancias. 
-    ¿Traes a mis amigos, y a mis familiares?
-    Lo siento hijo, pero ellos nunca te pertenecieron; eran del camino.
 
-    ¿Traes a mi mujer y a mis hijos?-    Lo siento hijo, ellos nunca te pertenecieron; eran de tu corazón. 
-    ¿Traes mi cuerpo?
-    Lo siento hijo, ese nunca te perteneció; ese era del polvo. 
-    Entonces, ¿traes mi alma?-    Lo siento hijo, pero ella nunca te perteneció; era mía.
 
El hombre lleno de miedo le arrebató a Dios la maleta y al abrirla se dio cuenta que estaba vacía.  Con una lágrima de desamparo brotando de sus ojos, el hombre le dijo a Dios:-    Entonces, ¿nunca tuve nada? 
Y Dios le contestó:
-    Sí, hijo mío.  Cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos.







 

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