No es uno de los gestos más rápidos a la hora de maquillarnos, pero sí uno de los más favorecedores. El eyeliner tiene una capacidad innata –siempre y cuando la mano aplicadora lo haga bien- de direccionar cualquier ojo y realzar la mirada. Sin embargo, tiene un catálogo de inconvenientes que paralizan a más de una, que se resiste a utilizarlo.
Como yo pertenezco a ese grupo de mujeres que admira con fervor a las que gozan de la precisión y el buen pulso necesarios para usarlo a diario, cuando recibí la invitación de Maybelline que rezaba Taller de Eyeliner no lo dudé ni un momento: tenía que ir.
Gato, maquillador oficial de la marca y uno de esos Make Up Artists encantadores que siempre está dispuesto a contestar con devoción todas y cada una de mis dudas, fue el encargado de impartir la clase.
1º) El primer requisito antes de experimentar con este item, ultimamente versionado en textura gel para facilitar su aplicación, es averiguar cuál es la forma de nuestro ojo. Para esto no hay truco, nada más que sentarse frente al espejo, mirar y sacar nuestras propias conclusiones. Aunque podemos definirlos de muchas maneras, la mejor manera de simplificarlo, sin perdernos en un mar de calificativos retóricos, es averiguar si son rasgados, caídos y almendrados.
-Para las que los tengáis rasgados: el trabajo se simplifica porque, tal y como nos explica Gato, “no hay que direccionar su forma porque es perfecta. Tan sólo hay que seguir la línea de las pestañas y seguir su dirección natural para alargar el rabillo”.
-Para las que no tenemos tanta suerte y la forma de nuestro ojo no se engloba en este grupo, la cosa se complica. Si son almendrados, el trazo debe empezarse en el nacimiento del ojo. Tiene que ser fino e ir engrosándose al final del ojo.
-En cambio, si son caídos, deberás agudizar un poco más tu ingenio y descubrir el punto de la línea de las pestañas superiores en el que tu ojo tiene la mayor altura. A partir de ahí empezarás el trazo, que deberá engrosarse también al final.
2º) Superada este primera etapa –la más difícil y para la que tendrás que ser honesta-, el método se simplifica y se unifica para todas. Tengan la forma de ojo que tengan:
-Primero hay que delinear la forma de las pestañas de fuera hacia dentro.
-A la hora de trazar el rabillo, deben marcarse con un lápiz que luego se pueda borrar, dos puntos de referencia. El primero, donde termina la línea del párpado, y el segundo donde quieres que termine el rabillo del ojo. Después deben unirse ambos puntos con el final de la base de las pestañas mediante dos línas que luego se unificarán en una sola con un trazo más rotundo.
3º) Después, basta con hacer bueno uso de la máscara de pestañas –“Debe aplicarse abriendo las pestañas del centro y centrándose en las de fuera para que parezcan continuación del eyeliner”, dice Gato.
4º) Y si te equivocas, siempre puedes tirar de bastoncillo impregnado en desmaquillante de ojos. ¡Gracias Gato por tus trucos!
PD: Ya está a la venta EyeStudio Gel Eyeliner de Maybelline, una eyeliner en gel de larga duración libre de aceites y agua que se presenta con pincel aplicador incluido.
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